Todos los caminos llevan a Roma

Roma: Academia eterna del arte

Atravesar los siempre duros y peligrosos Alpes escondía la preciada meta: el paisaje y la escuela romanos

   
Hubo un tiempo en el que la aventura no estaba en el destino del viaje, sino que residía en el trayecto en sí. Si el viajero era un artista, entonces el itinerario se convertía en una escuela de arte y si el destino era Roma, el equipaje era mucho más pesado tras haber visitado la Academia eterna del arte.

El Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana ha programado para la segunda mitad del año 2008 la exposición “Todos los caminos llevan a Roma. Viajes de artistas entre los siglos XVI y XIX”, que reúne los testimonios de artistas, pintores, escritores y filósofos convertidos en viajeros que atravesaban Europa.

La primera estación de la itinerancia fue el Museu de Belles Arts de Castellón, que la acogerá hasta medidados del mes de mayo. A continuación, la exhibirán el Museu de Belles Arts de València (de junio a agosto) y el Museu de Bellas Artes Gravina (Mubag) de Alicante (de septiembre a noviembre). La muestra se encuentra planteada a modo de viaje desde el centro de Europa, atravesando los temibles Alpes, hasta llegar a Roma y a las tierras del sur de Italia, a través de pinturas y objetos de época.

De esta manera, la diversidad de monedas, el sistema de posta o los vehículos se evocan junto con los peligros del camino (inclemencias del tiempo y asaltadores, por ejemplo) a través de diversos textos y de lienzos. Las pinturas expuestas son obras de artistas, pintores y dibujantes, que unas veces las realizaron in situ, durante el viaje, y otras de memoria, sobre la base de recuerdos y bosquejos pasados a limpio al regreso.

En total se muestran alrededor de 80 piezas entre las que se encuentran 40 pinturas de artistas tan relevantes como Peter Brueghel “el viejo”, Jacob van Ruysdael y Gaspard van Wittel entre otros. El resto de objetos son cartas, mapas, libros de viaje y baúles que evocan una época en la que el hombre no controlaba las distancias y el viaje llevaba consigo un ingrediente de aventura. La exposición aborda los motivos que entre los siglos XVI y XIX lanzaron a centenares de artistas a emprender el viaje.

Entre estas razones están el descubrimiento de la luz del sur europeo y completar la formación en una de las cunas del arte. Los textos y las pinturas se combinan con objetos como las guías de viaje de la época, reproducciones de carruajes o farmacias y capillas portátiles para dar idea de cómo era un periplo de estas características. Una de las barreras que la mayoría de artistas debía franquear para alcanzar su meta era la imponente cordillera de los Alpes, cuyas tortuosas sendas y caminos eran el escenario de los fríos más temibles y lugar frecuentado por bandoleros y asaltadores.

Sin embargo, atravesar tan dura prueba escondía un regalo: los paisajes italianos, que preludiaban la majestuosidad de Roma. Los paisajes venecianos primero y los campos y ruinas clásicas romanas después quedarán plasmadas por los pinceles de los iniciados gracias a la experiencia del viaje.

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